Equivocarse y aprender. Llegó el momento de hacer la evaluación anual.

Muchas veces nos dicen (o hemos leído) que equivocarse está bien, que de eso se aprende. Pero cuando esto sucede, cuando cometemos algún error o nos enfrentamos a un resultado que no estaba en nuestros planes, se apodera de nosotros una sensación de enojo, tristeza, angustia e incluso frustración. En esta nota, algunos tips para sacar provecho de los resultados no esperados.

Todo es cuestión de actitud. Y con esto no nos referimos a que pongas tu mejor sonrisa y sigas adelante. Un tropiezo es un buen momento para evaluar, aunque todavía en tu plan no estuviera fijada la evaluación. Cuando te decimos que es cuestión de actitud, nos referimos a que es el momento de actuar.

Lo primero es identificar cómo te sentís al respecto. Reconocé el sentimiento que te genera la situación y ponelo de manifiesto. Conversalo con amigos, colegas, compañeros de equipo, qué sentís y por qué te sentís de ese modo. Hablar sobre eso va a lograr que puedas sintetizar el problema, expresarlo como algo concreto. Y escuchar a tu entorno te ayudará a ampliar tu mirada sobre lo sucedido, y posibles soluciones y oportunidades. 

El miedo al fracaso, el sentimiento de frustración o el sentir que las cosas no son como queríamos que sucedan, pueden ser situaciones frecuentes entre los emprendedores. Por eso lo primero es conversar sobre los sentimientos relacionados a un error y una vez resuelta esa parte, vamos por el resto de los tips.

CUATRO PASOS PARA TU EVALUACIÓN

  • Intentá responder estas tres preguntas básicas: ¿qué sucedió? ¿cuánta responsabilidad tuviste en esto? ¿qué otra manera había de hacerlo?
  • Seguramente no todo fue malo: anotá todo aquello, aunque sean cosas pequeñas, lo que sí funcionó de tu plan.
  • Repasá las lecciones aprendidas ¿escuchaste este término alguna vez? Acá detallá cosas que a tu parecer salieron mal y lo que aprendiste de ellas. En este punto debes hacer foco en el aprendizaje. Esto debería quedar por escrito para que puedas tenerlo en cuenta en futuros proyectos.
  • Creá un listado con las oportunidades que representa esta nueva realidad.

Ahora bien, si pudiste realizar todo esto, ya tenés un diagnóstico de tu estado actual. Lo que te permitirá crear un nuevo plan. ¡Manos a la obra!

Una vez creado el plan, y antes de llevarlo adelante, te queda una pregunta por hacerte ¿qué recursos debo sumar para que el plan funcione? Puede ser sumar personas a tu equipo, sumar conocimiento, sumar capacitaciones, sumar tiempo, sumar dinero. 

¡Ya tenés todo listo para empezar a evaluar tu 2019! Tomate un día para pensar en todo esto. Y si fue un buen año, muchos de estos tips te ayudarán a que el próximo sea mucho mejor.